........NADA REAL PUEDE SER AMENAZADO, NADA IRREAL EXISTE Y EN ESTO LLEGA EL AMOR....

4/4/13

AMOR; ACEPTAR, ABRIRSE, ABRAZAR


Estamos en la mitad del curso AHORAVIVE,  justo en el amor. Estoy repasando las dinámicas de todo el curso… me doy de cuenta de todo lo vivido, que me he pasado diez años de mi vida practicando, experimentando, conectando y también escribiéndolo. Estoy entusiasmado con el curso porque es una creación de toda una vida, desde el día que salí de la matrix.
Es curioso, cada parte que quiero compartir y dinamizar ya la he escrito, practicado o la he tocado a lo largo de estos años , solo tengo que ir a los blogs y allí está. Me emociono viendo este largo camino que quiero compartir. Espero que os guste y que os sirva a un nuevo paradigma.


PROGRAMA DEL TALLER  DE AMOR

AHORAVIVE DIRECTO
UN CAMINO CON CORAZÓN
MEDITACIÓN DEL CORAZÓN
 TECNICAS ABRIR CORAZÓN
 
AHORAVIVE MAS
MEDITACIÓN DE LOS ABRAZOS
UN SOLO CORAZON, ENERGIA DEL AMOR
PRACTICA DE ENERGIA DEL AMOR


                   UN CAMINO CON CORAZÓN

En centro de nuestro corazón se unen los tres centros inferiores físico-emocionales con los tres centros superiores psíquico-espirituales. Su símbolo es el hexágono, que representa muy intuitivamente como se penetran recíprocamente las energías de los tres chakras superiores y de los tres inferiores. Esto señala la movilidad del corazón, el movimiento hacia algo, el contacto, el dejarse tocar, el estar en contacto con las cosas. Encontramos aquí́ la capacidad de enfatizar y «sentir con», de compatibilizar estados de ánimo y entrar en resonancia con vibraciones.
Mediante el amor, también percibimos la belleza de la naturaleza y la armonía de la música, del arte grafico y de la poesía. Aquí́ se transforman en sentimientos las imágenes, las palabras y los sonidos.

Toda ansia de contacto intimo, de unicidad, armonía y amor se manifiesta a través del corazón, incluso cuando nos salga al encuentro en su forma “encantadas” de tristeza, dolor, angustia ante la separación o perdida del amor.
En su forma purificada y completamente abierta, el corazón es el centro del amor verdadero e incondicional, un amor que solo existe por sí mismo, que no se puede tener o perder. En combinación con los chakras superiores, este amor se convierte en Bhakti, en el amor divino, y conduce al conocimiento de la presencia divina en toda la creación, a la unicidad con el núcleo más intimo, con el corazón de todas las cosas del universo. El camino del corazón hacia esta meta pasa a través del «sí», pleno de amor y comprensión, hacia nosotros mismos como premisa para el «sí» a los demás y a la vida.
Si a través del poder y del conocimiento hemos aceptado que todas las experiencias vitales, deseos y emociones tienen un sentido más profundo, y a través suyo y la misión de aprendizaje asociada queremos retornar a un orden más amplio, encontraremos en el amor una aceptación amorosa que emana del conocimiento del corazón de que todos los sentimientos y todas las manifestaciones de la vida han surgido originalmente de la añoranza de amor, de unión con la vida y, por lo tanto, son en ultimo termino una manifestación del amor.
Con toda unión generamos separación y negatividad. El «sí» positivo y lleno de amor genera, por contra, una vibración en la que no pueden mantenerse y manifestarse las formas y los sentimientos negativos, que se disuelven. Quizás ya hayas vivido alguna vez el hecho de que un sentimiento intenso de tristeza, de ira o de desesperación se ha neutralizado cuando has dedicado a ese sentimiento tu atención amorosa, sin prejuicios e íntegra. Pruébalo alguna vez.

Cuando padecemos ante el sufrimiento o la enfermedad, podemos observar que mediante una amorosa dedicación al órgano enfermo o a la parte del cuerpo enferma podemos acelerar enormemente la sanación.
De esta forma, mediante el corazón disponemos de un gran potencial de transformación y de curación: tanto para nosotros mismos como para los demás. El amor hacia nosotros mismos, la aceptación de nuestra esencia entera desde lo más profundo del corazón, puede transformarnos y curarnos fundamentalmente. Y es una premisa para un amor satisfactorio hacia las demás personas, para el «sentir con», para el entendimiento y la honda alegría de vivir.

Un amor cordial abierto tendrá́ un efecto espontaneo curativo y transformador en otras personas.
El centro cordial irradia en los colores verde y rosa, y a veces también en el oro. El verde es el color de la curación, al igual que de la armonía y de la simpatía. Cuando un vidente del aura percibe en el centro cordial de una persona un verde claro y luminoso, es para el un indicativo de una capacidad curativa muy marcada. Un aura dorada, o con irisaciones rosas, indica una persona que vive en el amor puro y plenamente entregado a lo divino.
Con frecuencia, el corazón se denomina la puerta al alma, puesto que no solo se asientan en el nuestros más profundos y vivos sentimientos de amor, sino que a través de este centro energético también podemos entrar en contacto con la parte universal de nuestra alma, con las chispas divinas que hay en nosotros. También desempeña un papel decisivo en el refinamiento de la percepción, que va emparejado con la apertura del centro frontal, el denominado tercer ojo, puesto que es la entrega la que nos hace sensibles a los ámbitos más sutiles de la creación..

Funcionamiento armónico
Cuando tu centro cordial está completamente abierto e interactúa armónicamente con los además centros, te conviertes en un canal del amor divino. Las energías de tu corazón pueden transformar al mundo y unir a las personas de tu entorno, reconciliarlas y curarlas. Irradias un calor, una cordialidad y una jovialidad naturales que abre los corazones de tus congéneres, despierta confianza y obsequia alegría. El compartir los sentimientos y la disposición a ayudar son para ti algo sobrentendido.
Tus sentimientos están libres de tumultos interiores y conflictos, de dudas e incertidumbres. Amas por el amor en sí desde la alegría de dar, sin esperar nada a cambio. Y te sientes a salvo y como en casa en toda la creación. Con todo, en lo que haces «pones todo tu corazón».

El amor de tu corazón depura también tu percepción, de forma que percibes también el juego cósmico de la separación y de la nueva unión en todas las manifestaciones de cualquier plano de la creación, juego cósmico que es portado y penetrado por el amor y la armonía divinos. Tú mismo has experimentado que de la separación del aspecto universal y divino de la vida y del sufrimiento resultante de ello nace la añoranza de la reunificación con lo divino, y que solo a través de esta separación previa puede experimentarse consciente e íntegramente el amor a Dios y la alegría infinita que hay en el.
Observas los acontecimientos del mundo desde esta sabiduría del corazón, y observas tu vida bajo una nueva luz. El amor de tu corazón secunda espontáneamente todas las aspiraciones que hacen crecer el amor a Dios y a su creación Sabes que toda la vida de la creación vive en tu corazón. Ya no contemplas la vida desde fuera como algo separado de ti, sino como si fuera una parte de tu propia vida.
El sentimiento de vivacidad en ti es tan grande que solo ahora sabes realmente lo que significa «la vida» en su forma original no falsificada: una expresión permanente del amor divino y de la gloria.

Funcionamiento inarmónico
Una disfunción del corazón puede expresarse de varias formas: por ejemplo, te gustaría dar, estar siempre para los demás sin tener que estar en la fuente del amor. En secreto (quizás sin ser consciente de ello o sin confesártelo a ti mismo) sigues esperando recibir reconocimiento y confirmación a cambio de todo tu «amor», y te decepcionas cuando tus esfuerzos no se ven suficientemente recompensados.
O bien te sientes poderoso y fuerte y cedes a otros tu fuerza, pero no eres capaz de aceptar tú mismo el amor, de abrirte para recibir. Lo tierno y suave te desconcierta. Tal vez te digas a ti mismo que no necesitas del amor de los demás. Con frecuencia, esta postura va pareja con un pecho «ufano», un indicativo del blindaje y del rechazo interiores al dolor y los ataques.

Hipofunción
El funcionamiento deficiente del Amor te hace fácilmente vulnerable y dependiente del amor y la simpatía de otros. Cuando eres rechazado, te sientes profundamente afectado; ¿justamente cuando por una vez tuviste el valor de abrirte? Entonces te retraes de nuevo en tu caparazón, estás triste y deprimido. Es cierto que querrías dar amor, pero por miedo a un nuevo rechazo no encuentras la forma correcta de hacerlo, lo que te confirma una y otra vez en tu incapacidad.
Posiblemente también intentas compensar tu falta de amor de una manera particularmente amigable y frecuente, haciendo llegar tu alegría de una forma bastante impersonal a todos por igual, sin dejarte, sin embargo, introducir más profundamente en las personas. Pero tan pronto se apela realmente a tu corazón, reaccionas evasivamente por miedo a una posible herida.
Cuando tu corazón está totalmente cerrado se manifiesta en la sequedad y en el desinterés, que puede llegar hasta la «frialdad de corazón». Para poder incluso sentir algo necesitas una fuerte estimulación exterior. Estás descompensado y sufres depresiones.

ESTA INFORMACION ESTA EXTRAIDA DE LA WEB  http://www.ahoravive.com.ar/


1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por el texto que has escrito sobre el corazón y el amor, como siempre me ha hecho pensar...
La meditación me ha resultado muy reveladora por lo que la seguiré practicando.